Andita y el Confiar

Sobre la obra:

Uno podría interpretar que Andita recorre el mundo con la certeza de que el destino no está en sus manos, que no especula, que no hace planes. Mientras sus pulmones tragan aire y sus células envejecen, ella prende velas para asegurarse de que el tiempo, en efecto, transcurre. La bolsa que cubre su cabeza no pesa ni asfixia; quizá está ahí para protegerla de cosas que no le convienen en el momento. Aunque pareciera haber sido petrificada por los rayos del sol, su postura erguida no es pasiva. Andita es consciente y atenta, Andita no se tumba de espaldas, Andita espera un momento perfecto para empezar a caminar.